Voy a mostraros el día a día de nuestra ruta para que, como nosotros, podáis disfrutar igual, o incluso más, de este paraíso francés.
Día 1: Bordeaux, Capital Mundial del Vino
A primera hora de la mañana llegamos al Aeropuerto de Burdeos y pusimos rumbo directo a nuestro alojamiento en la ciudad. Lo hicimos en Renaissance, un hotel con todas las comodidades y con un encanto único perteneciente al Grupo Marriott. Sus instalaciones son preciosas y sus habitaciones todo un espectáculo, con vistas a la Cité du Vin y a la ciudad de Burdeos, al igual que su azotea, que dispone de bar, restaurante y piscina con vistas panorámicas.
Tras nuestro Check-in fuimos a la Cité du Vin a hacer el Taller de la Via Sensoria, una visita inmersiva y sensorial donde hemos podido vivir una experiencia de cata única, en la cual, vino y ambiente se juntan para ofrecer un recorrido por cada una de las estaciones del año y en un momento concreto del día. ¡Una visita imprescindible!
Nuestra visita duró alrededor de 1 hora y después, subimos al restaurante panorámico le 7, ubicado en la séptima planta de la Cité du Vin, donde comimos estupendamente mientras disfrutamos de las inmejorables vistas que ofrece este encantador restaurante de la ciudad.
Una vez con las pilas recargadas, volvimos de nuevo a la primera planta del edificio para visitar la exposición permanente de la Cité du Vin. Nos ofrecieron, incluida con la entrada, una audioguía para recorrer cada uno de los espacios, donde hemos aprendido todo sobre la historia del vino, el cultivo, la recolección y mucho más.
Durante el recorrido, pudimos descubrir algunas otras salas mucho más interactivas y multisensoriales, que nos han transportado a cada uno de los procesos por los que pasa la elaboración de cada uno de los vinos.
La visita a la exposición permanente de la Cité du Vin finaliza en el Mirador Belvédère, ubicado a 35 metros de altura, donde pudimos degustar una copa de vino de viñedos de todo el mundo mientras disfrutamos de unas vistas panorámicas 360º.
¿Qué te parece si te digo que Burdeos, al igual que la región de Nouvelle-Aquitaine, está apostando por el turismo sostenible, respetuoso con el medio ambiente y la calidad de vida? Esto puede verse reflejado en muchos aspectos y lugares, como el Espacio Darwin, nuestra siguiente visita en Burdeos.
Este antiguo cuartel eco-rehabilitado combina el ocio con el street art, skaters, tiendas de artículos de segunda mano y negocios sostenibles. Y no solo eso, también destacar el buen ambiente que se respira en la zona.
Cerca de Darwin, se encuentra Les Chantiers de la Garonne, un local con muchísimo encanto, a orillas del río Garona, donde estuvimos tomando algo entre arena de playa, música y buen rollo.
Para cenar, nos acercamos a Le Café du Port. Nos queda mucho por descubrir de Burdeos pero no me equivoco si digo que es, posiblemente, uno de los mejores restaurantes de la ciudad. Su terraza con vistas al famoso Puente de Piedra, que pudimos ver como se iba iluminando mientras caía la noche, y su carta tan cuidada, hizo que viviéramos uno de los momentos más mágicos de nuestro viaje.
Día 2: Recorrido por el centro histórico de Burdeos y visita única en los alrededores de la ciudad
Comenzamos nuestro segundo día por Burdeos con un desayuno Buffet en la azotea del Hotel Renaissance,. Aunque nos resultó muy complicado elegir con la gran variedad que había, hay algo que si tenemos claro: ¡Estaba todo riquísimo!
Tras desayunar, cogimos el tranvía muy cerca de nuestro hotel y en menos de 10 minutos estábamos en pleno centro histórico. Hemos podido comprobar de primera mano, y en varias ocasiones, lo bien conectada que se encuentra Burdeos gracias al tranvía y lo cómodo que es moverse por la ciudad. Además, de ser una alternativa ecológica y sostenible.
Una vez en el centro de la ciudad, fuimos a recoger nuestras bicicletas a Pierre qui Roule para poder hacer una visita guiada en español a través de la oficina de turismo de Burdeos donde pudimos conocer, en menos tiempo, algunos de los lugares de interés más importantes de la ciudad, como la Puerta de la Gran Campana y la de Cailhau, la Catedral de San Andrés y la Torre Pey-Berland, la Basílica de San Severino y la de San Miguel, la Iglesia de Notre-Dame y la de San Pedro o la Plaza de la Bolsa con el Palacio homónimo dominando la imponente plaza y el famoso Espejo del Agua.
Nuestro tour de unas 3 horas por la ciudad finaliza no sin antes hacer una parada en el Mercado de los Capuchinos, un mercado histórico donde comprar y probar todo tipo de productos locales.
Tanto recorrer la ciudad consiguió abrir nuestro apetito y fuimos a almorzar al restaurante Ganache. Lo primero que llamó muestra atención fue su decoración, cuidada hasta el más mínimo detalle. ¡No me extraña que se haya convertido en uno de los restaurantes más de moda de la ciudad! Por no hablar de su exquisita comida y la atención de su personal. ¡De 10!
Por la tarde, después de nuestro almuerzo, nos acercamos a las afueras de Burdeos para conocer los viñedos y las bodegas del Château du Taillan, un castillo de la Edad Media, regentado por 5 hermanas, que produce su propio vino. Tras la visita a la bodega, y conocer todo el proceso de elaboración de los vinos, pasamos al momento de degustación. Probamos sus cuatro tipos de vinos diferentes y, sin haceros mucho spoiler, solo diré que a cada cuál estaba más rico.
De vuelta en Burdeos, cenamos en el Restaurante Le 1925, frente a la Plaza des Quinconces. Probamos lo mejor del mar y de la tierra y os puedo asegurar que aún podemos recordar el sabor de sus platos.
Día 3: Hasta pronto Burdeos. Hola País Vasco Francia
Antes de dejar Burdeos y poner rumbo al sur de Nouvelle-Aquitaine, concretamente al País Vasco Francia, visitamos Bassins des Lumières, una antigua base submarina reconvertida en el centro de arte digital más grande del mundo. Una exposición audiovisual que proyecta diferentes obras de arte. En el momento de nuestra visita se centraba principalmente en Gaudí y Dalí. Merece mucho la pena acercarse a conocerlo.
Ahora sí, estamos listos para conocer algunas de las ciudades más bellas del País Vasco Francés y algunos de los lugares más interesantes de sus alrededores.
Dejadme deciros que llegar a esta parte de Francia no puede ser más fácil. Los trenes TGV y TER conectan la ciudad de Burdeos con muchas ciudades del sur de Francia. Rápido, cómodo y sencillo. Además de ser una alternativa mucho más ecológica y sostenible de viajar. ¿Qué más se puede pedir?
Nuestro primer destino ha sido Bayona, donde pasaremos una noche.
Para meteros un poco en contexto, Bayona está considerada la capital de Lapurdi, una de las 3 provincias de la región del denominado País Vasco francés.
Lo primero que hicimos fue dejar el equipaje en nuestro alojamiento, el Hotel des Basses Pyrénées, un hotel emblemático construido sobre las antiguas murallas de la ciudad. Su exterior y su historia nos fascinó pero también lo hicieron sus habitaciones.
Comimos en el restaurante Ibaïa donde, por primera vez, probamos la Axoa, un plato típico de la gastronomía vasca. Nos gustó tanto, que volvimos a comerlo en nuestro viaje, pero de esto ya os hablaré más adelante.
Con toda la tarde por delante para nosotros, dedicamos nuestro tiempo a disfrutar, sin prisa y con calma, de la ciudad: Callejeamos por sus preciosas calles, descubrimos algunos de los edificios más importantes de la ciudad y visitamos alguna de sus tiendas más famosas. Todo esto, y mucho más, lo veremos mañana, ya que tenemos reservada una visita guiada con la Oficina de Turismo de Bayona, donde nos contarán todo con mucho más detalle.
Llegó la hora de cenar y en esta ocasión lo hicimos en el Café du Théâtre, junto al ayuntamiento de la localidad. Pedimos un pescado delicioso y una pasta al pesto exquisita.
Día 4: Bayona, Capital francesa del chocolate
¡Buenos días desde Bayona! Tras dormir como auténticos niños y desayunar en el Hotel des Basses Pyrénées, comenzamos nuestra visita guiada por Bayona de la mano de Olivier. Voy a resumiros un poco todo lo que vimos durante nuestra visita.
Empezamos recorriendo el exterior de la muralla que un día protegía a la Gran Bayona, la zona más antigua de la ciudad, hasta llegar al Castillo Viejo, que también formaba parte de la fortificación.
Nos adentramos hacia el interior para visitar el Centro de Interpretación de la Arquitectura y el Patrimonio (CIAP) de Bayona, donde pudimos conocer la evolución urbanística y paisajista de la ciudad.
Después, visitamos el interior de la Catedral de Sainte-Marie de Bayona, una de las más bellas del suroeste de Francia, y también su claustro, uno de los más grandes y mejor conservados del país.
Tocaba el turno de cruzar el río Nive para visitar la Pequeña Bayona, pero antes, hicimos una breve parada en el mercado local Les Halles, de venta de todo tipo de productos locales y con varios locales y restaurantes.
Ya en la Pequeña Bayona, visitamos la Iglesia de Saint-André y también el trinquete, donde tuvimos el placer de presenciar un pequeño partido de Pelota Vasca.
De vuelta en el centro histórico, pudimos hacer un pequeño tour gastronómico por las mejores chocolaterías de la ciudad. Y es que, quizá no lo sabías pero, Bayona, está considerada la capital francesa del chocolate, ya que fue la primera ciudad donde se fabricó este famoso dulce. Probamos varios tipos diferentes, pero tengo que confesaros que, ¡el chocolate con caramelo fue mi perdición!
Finalizada nuestra visita guiada fuimos a comer al Bar du Marché, uno de los restaurantes mejor valorados de la ciudad. Pedimos un par de platos de comida tradicional vasco francesa y ambos estaban deliciosos.
Bayona nos ha fascinado en todos los sentidos, pero tenemos que continuar con nuestra ruta por el País Vasco Francia y llegar a nuestro siguiente destino, Biarritz, donde vamos a pasar la próxima noche.
Llegamos a la Residencia Mer & Golf Eugénie, nuestro alojamiento. Sus apartahoteles de dos plantas son perfectos para disfrutar de la ciudad, además de sus instalaciones, con piscina, minigolf, pistas de tenis y ping pong. Sin olvidarnos de su localización, ya que desde nuestro balcón teníamos unas vistas increíbles de toda la costa.
Nuestra tarde en Biarritz fue pasada por agua, pero no nos impidió de poder salir un rato a pasear y tener un primer contacto con la ciudad.
Sobre las 20:00 horas teníamos una reserva para cenar en el restaurante Chistera & Coquillages. Aparte de otros platos, que acompañamos de dos ricos vinos, probamos por primera vez las ostras. Íbamos con miedo sin saber si nos iban a gustar, ¡y nos encantaron!
Día 5: Biarritz, Bidart y San Juan de Luz, el trio vasco francés perfecto
Tras un desayuno continental en nuestro alojamiento en Biarritz, la Residencia Mer & Golf Eugénie, nos acercamos a la oficina de turismo de la localidad para realizar una visita guiada con James.
Comenzamos junto al Casino, un edificio modernista precioso, que bien merece una visita, al menos, al exterior. En este punto, nuestro guía, nos contó de una manera resumida la historia de Biarritz. El que un día fue un pueblo ballenero se convirtió en una ciudad balneario y un destino popular entre la aristocracia. A día de hoy, se ha convertido en una ciudad con mucha historia y rincones preciosos que vamos a ver a continuación.
Seguimos nuestro recorrido acercándonos a la Playa Grande, la playa principal de la ciudad, ideal para bañarse si el tiempo lo permite y uno de los sitios preferidos de Francia para los surfistas.
Siguiente parada: el pequeño pero encantador Puerto de Pescadores de Biarritz, uno de los lugares que nos parecieron más auténticos, donde todavía pueden verse las bonitas casas de colores y donde aún se puede respirar ese ambiente tan característica que un día marcó la historia de la ciudad.
Recorriendo la costa llegamos a Rocher de la Vierge (Roca de la Virgen), conectada a tierra firme por el puente Passerelle Eiffel. Allí se encuentra la estatua de la Virgen que se construyó después de que un milagro salvara a un barco de pescadores de una gran tormenta.
Nuestra siguiente parada es la Playa de Port Vieux, dominada por Villa Belza, un palacete construido sobre un acantilado. ¡De verdad que la imagen no puede ser más de postal!
Nos adentramos en el interior para visitar la Iglesia de Santa Eugenia, de estilo neogótico y que fue construida como obsequio para la esposa de Napoleón III.
Última parada de nuestra visita: el Mercado de Les Halles, donde hemos aprovechado para tomar de nuevo una ración de ostras. Se nota que nos han gustado, ¿verdad?
Después de nuestro tour tan interesante, donde pudimos aprender mucho de la historia, la vida y las costumbres de la ciudad, nos fuimos a Bidart. ¡Estad muy atentos porque este tranquilo pueblito os va a encantar!
Llegamos a la hora de comer, por lo que nuestra primera parada fue el Restaurante Venta Gaxuxa. En su carta vi que tenían disponible Axoa, por lo que no dudé ni un segundo en volver a pedir este rico platillo. ¡Pero qué bien se come en esta región!
Ahora sí, después de esto, ya estamos preparados para conocer lo mejor de Bidart. Naia, guía de la oficina de turismo de Bidart, nos acompañó durante nuestra visita. Recorrimos la Plaza Sauveur Atchoarena, la plaza principal, donde encontramos lugares tan interesante como la Iglesia de Notre-Dame de l’Assomption o el Pequeño Frontón. También visitamos el Gran Frontón, muy cerca del punto anterior.
Seguimos nuestro recorrido dando un agradable paseo por el sendero del litoral que recorre la costa de Bidart. No te pierdas sus capillas con unas vistas increíbles al océano.
Si disponéis de más tiempo en Bidart, y el tiempo lo permite, no olvidéis de visitar algunas de sus mejores playas.
Nos despedimos de Naia y de Bidart para poner rumbo a San Juan de Luz, nuestra última parada de esta ruta por Nouvelle-Aquitaine.
Pasaremos nuestra última noche en el Gran Hotel de la Poste, un alojamiento súper acogedor y con una ubicación inmejorable, a pocos metros de la Rue León Gambetta, la calle principal de la ciudad.
Aprovechamos el resto de la tarde para conocer lugares de la ciudad tan interesantes como, la Plaza de Luis XIV, donde se encuentra el Ayuntamiento y la Casa Lohobiage-Enea, llamada "Casa Luis XIV", el Paseo Jacques Thibaud, con sus elegantes casas de estilo vasco a un lado y la Playa Grande al otro, la Casa de la Infanta, una casa tradicional del siglo XVII conocida como Joanoenia, o la Iglesia de Saint-Jean-Baptiste, elegante y repleta de detalles que la hacen única.
También tuvimos tiempo de hacer un pequeño tour gastronómico por San Juan de Luz donde pudimos probar productos típicos de la zona como los Macarons de Maison Adam, el jamón y embutido de Pierre Oteiza o los dulces de la pastelería Pariès. Con esta variedad, ¡a ver quién adivina si soy más de dulce o de salado!
Y, aunque no lo parezca, después de esto, aún nos quedaba apetito para cenar, por lo que nos acercamos al Restaurante Xistera. Un rico vino blanco, camarones y Tataqui de atún fue el broche perfecto para cerrar este día tan completo.
Día 6: San Juan de Luz y lo mejor de sus alrededores
Nos despertamos algo melancólicos por saber que era el último día de nuestra ruta por la región de Nouvelle-Aquitaine, pero a la vez contentos porque sabíamos que íbamos a exprimir al máximo la jornada de hoy con planes increíbles.
Lo primero que hicimos tras nuestro desayuno en el Gran Hotel de la Poste fue acercarnos a tomar el tren de Larrún, un tren cremallera, con nada más y nada menos que 100 años de antigüedad, que conecta la localidad de Sara con el monte Larrún, a más de 900 metros de altitud.
Nos ha tocado un día con bastante niebla y lluvia, por lo que no hemos podido disfrutar de las vistas desde la cima, pero puedo aseguraros que ya solo por el trayecto y las vistas a los montes y el entorno que rodea este lugar merece la pena.
Como la lluvia no iba a ser un impedimento para disfrutar del día, decidimos adaptar los planes al tiempo y visitar después las Cuevas de Sara. Un recorrido por el interior de esta gruta con más de 30.000 años de antigüedad que ha servido para alojar a humanos y animales a lo largo de los años. Durante nuestra visita guiada pudimos conocer la historia de la cueva y ver, a nuestro paso, las diferentes formas geológicas que ha ido moldeando el agua filtrada a través de la roca con el paso del tiempo.
De nuevo en el pueblo de Sara aprovechamos para comer en el restaurante Kafia. ¡Tenéis que probar su pescado del día con base de patata machacada!
Por la tarde, visitamos Lartigue, una tienda de telas y tejidos vascos. Hemos conocido su taller y hemos visto todo el proceso de elaboración de estos tejidos. Tendríais que haber visto nuestra cara de asombro después de ver todo el trabajo que conlleva.
Después, hemos visitado Egiategia, la única bodega del mundo, con patente incluida, que realiza parte de su vinificación bajo el mar. Tras una primera fermentación, colocan unos depósitos de vino con una capacidad de aproximadamente 260 litros entre 10 y 15 metros de profundidad, y entre 4 y 5 meses, para una segunda fermentación. El resultado es un vino totalmente diferente a lo cotidiano pero con una textura y un sabor especial. Una de las visitas más especiales y que más ganas tenía de hacer en San Juan de Luz.
Para terminar este día, antes de marchar al aeropuerto de San Sebastián, desde donde salía nuestro vuelo de vuelta a Madrid, nos acercamos a conocer el Fuerte de Socoa, una antigua fortaleza que protegía a la ciudad de los ataques enemigos y también hicimos un pequeño recorrido por las mejores playas de San Juan de Luz, como la Playa de Lafitenia o la de Erromardie.
Aquí termina nuestra ruta por Francia, espero que hayáis podido disfrutar y vivir, a través de mis ojos, las sensaciones que nos ha producido nuestro paso por Nouvelle-Aquitaine, una de las regiones más completas de Francia, y que bien merece una visita.
Aún sabiendo que nos iba a encantar cuando comenzamos a organizar nuestro viaje, ha superado positivamente todas nuestras expectativas.