En Nouvelle-Aquitaine hay 34 pueblos distinguidos con esta etiqueta, magníficas puertas de entrada a nuestra región, de los cuales te presento algunos de los más claros ejemplos.
Te recomiendo los del famoso Périgord Negro, que podemos visitar uno tras otro a lo largo del Dordoña durante un fin de semana, puesto que están muy cerca unos de otros, dedicando medio día a cada uno: Beynac-et-Cazenac y Castelnaud-la-Chapelle erigidos en torno a dos castillos enemigos, La Roque-Gageac, al pie del acantilado, y Domme, edificado sobre el peñasco, dominando el valle.
Como a la mayoría de la gente, me encantan los dos pueblos vecinos del País Vasco francés por los colores blanco, verde y rojo de sus casas con entramados de madera, sus paisajes ondulados al pie de las primeras montañas de los Pirineos en la frontera con España: Sare y Ainhoa, donde también puedes dar un paseo en el tren de Larrún o practicar senderismo.
Por chovinismo, cito los pueblos de Lot y Garona, el departamento al que pertenece mi corazón. Los tres se encuentran también muy cerca (menos de 40 km entre ellos). Nos desvelan la historia de las bastidas, estas nuevas ciudades de los siglos XII y XIII de los tiempos de la Aquitania inglesa. Visita Pujols, Tournon d’Agenais, Penne d'Agenais, Monflanquin y Villeréal, también Monpazier (en Dordoña) para profundizar en esta parte de la Historia.
Como amante de las fortificaciones, debo nombrar Brouage en Charente-Maritime en la marisma entre Rochefort y la isla de Oléron; un camino de ronda jalonado con 19 torres de vigilancia, bastiones en cortinas, por el que recorrer esta ciudad en la que intervino sobre todo Vauban.
No me olvido de Navarrenx en Pyrénées-Atlantiques, primera ciudad abaluartada de Francia, bien conservada, con sus 1.657 m de murallas, su polvorín y su arsenal.
Para los más curiosos, recomiendo, en Charente, Aubeterre-sur-Dronne y su sorprendente iglesia subterránea; en Charente-Maritime a la orilla del estuario, Talmont-sur-Gironde, bastida de península; en Vienne, Angles-sur-l’Anglin por sus artistas de ayer y de hoy, con el friso esculpido de Roc aux Sorciers y las bordadoras de «calados»; y por último en Corrèze, Collonges-la-Rouge por sus magníficas casas coloridas de arenisca que le dan su nombre.
Un poco más de información para no perderse nada: ten en cuenta que la Isla de Ré confirma su encanto con dos de los pueblos más bonitos de Francia, que podía haber citado un itinerario «Plus Beaux Villages de France» en el sur de Corrèze (además de Collonges-la-Rouge, Turenne y Curemonte) y que los pueblos que faltan en esta lista bien merecen una visita.
Trotamundos apasionada, a Béatrice le gusta explorar nuevos horizontes del patrimonio... en Nouvelle-Aquitaine, por supuesto. Arquitectura contemporánea, antiguas piedras cargadas de historia, pueblos pintorescos, patrimonio inmaterial y tesoros literarios, nada tiene secretos para ella.