¿Es el golf un deporte de hombres? En el Golf de Chantaco, dejamos a un lado este cliché. Aunque fue un hombre, René Thion de la Chaume, quien lo fundó en 1924, en San Juan de Luz. Banquero y campeón de esgrima, este parisino quedó cautivado por la ciudad de los corsarios y decidió invertir en la compra de 60 hectáreas para crear su campo de golf. Este recorrido de mujeres fue inaugurado por Simone, hija de René, que gana el British Girls amateur en 1924, seguido del prestigioso British Ladies. Catherine, hija de Simone, toma el relevo. Imita los swings de su madre, y consigue uno a uno varios títulos mundiales, entre ellos el US Open en 1967. Estas mujeres han dirigido sucesivamente el destino de este campo de golf de 1930 a 2009.
Hoy es Véronique Smondack quien prosigue esta labor. Sin un palmarés deportivo que añadir, pero con una profunda convicción de perpetuar esta herencia que conforma el encanto y la reputación del campo de golf de San Juan de Luz. Con solo 30 años, en 2013, la nieta de René Lacoste sucede a su madre al frente de la institución vasca. Una transmisión natural, un destino ya trazado para continuar la dinastía, «Sinceramente, esto no estaba previsto», confiesa ahora. «He crecido rodeada de gente que siempre me decía: serás la futura presidenta. Yo no lo creía, pero ahora, me implico a fondo, quiero formar parte de esta historia de mujeres que dirigen el campo de golf de Chantaco».
Su hogar de corazón
Consciente de que «tengo que demostrar mi valía porque no soy campeona de golf». Una determinación que la nueva presidenta lleva en los genes. «Siempre he tenido una relación muy especial con mi madre, ella es una mujer con un corazón enorme, siempre me decía: haz tu vida y después vuelve, ella confía en mí». Véronique Smondack vive su juventud entre Madrid, San Juan de Luz y Estados Unidos, donde cursa sus estudios. «Cuando nació Kiara, mi primera hija, en 2011, decidí instalarme con mi familia en San Juan de Luz. De niña, pasaba aquí todas las vacaciones, generalmente con mis abuelos. Aprendí a jugar al golf. De todas formas, había que hacerlo si querías prosperar en la familia», bromea ahora.
Tras los pasos de su abuela y su madre, se siente «orgullosa de ver que la familia continúa su implicación en el golf». Se ve a menudo con su madre. «Ella me apoya, y sabe que voy a respetar los valores del golf y de la familia. No siempre es fácil, aprendo todos los días, pero reconozco que tengo mucha suerte».
Los proyectos
No basta con ser la «heredera» para tener éxito. Todos los años, renueva su mandato como presidenta. «Hasta ahora, siempre he resultado reelegida por unanimidad» afirma agradecida, con su pensamiento puesto en el futuro. «No somos un campo de golf comercial, pero debemos afrontar grandes obras de renovación, es necesario. Debemos mejorar las salidas, continuar con el drenaje y el cableado de Chantaco, conservando a su vez el espíritu originario del lugar». Cada mañana de miércoles, Véronique Smondack acompaña a sus dos hijas, Kiara de 5 años y Noémie de 3 años, en el green de la escuela de golf. «Les doy algunos consejos», ríe. Un recorrido dispuesto para continuar la saga.