Hay una ciudad en la Côte de Beauté, a aproximadamente 1 h al sur de La Rochelle, en la que puedes saborear este estilo de vida apacible: Royan.
Acompáñame a pasar un fin de semana en esta ciudad costera, única en su especie, un laboratorio de la reconstrucción de la posguerra.
Nos adentraremos en el universo de Jacques Tati, ¡sigue al guía!
DÍA 1:
Mañana
Empezamos este viaje inmersivo en el Mercado Central. Para los lugareños se trata del corazón de la ciudad. Además de disfrutar de la calidad de sus puestos y de la simpatía de los comerciantes, párate a contemplar esta extraña estructura, obra de los arquitectos Louis Simon y André Morisseau, con sus arcadas y bóvedas. Su estructura de hormigón tiene forma de molusco. Ninguna columna estropea las perspectivas ni obstaculiza el ajetreo del mercado, algo realmente sorprendente.
Después date un paseo por el Boulevard Aristide Briand. Llegarás hasta el impresionante paseo marítimo: un recorrido de 600 m frente a la playa. Toma asiento en la terraza de uno de los muchos restaurantes y saborea las vistas de la playa de la Grande Conche.
Merece la pena hacer un alto en el camino para tomar un helado en Lopez, maestro artesano heladero y confitero, y así coger fuerzas para seguir descubriendo esta atípica ciudad.
Tarde
Recorre el paseo marítimo hasta el Palacio de Congresos, obra del arquitecto Claude Ferret, un impresionante bloque de hormigón y cristal frente el mar.
Sigue un poco más por la Façade de Foncillon y descubrirás un barrio entero con una arquitectura que te sumergirá de lleno en los años 50. Imprescindible visitar el Hôtel Beau Rivage, en la esquina con la rue Foncillon y la casa conocida como “Grille-pain” (tostador), con su ola azul. Siguiendo por la rue Foncillon, en dirección a la iglesia de Notre Dame, pasarás ante las características manzanas del movimiento arquitectónico modernista francés.
Te recomiendo que no dejes de visitar este barrio, esconde verdaderas joyas.
Un poco más adelante está la iglesia de Notre Dame, verdadera obra maestra de la arquitectura moderna. Construida en solo 3 años e inaugurada en 1958, domina la ciudad con su campanario de 60 metros de altura. En el interior, quedarás impresionado por la finura de los detalles arquitectónicos y la luz omnipresente. La quietud es tal que olvidarás que fue edificada únicamente con hormigón.
Es un lugar único, no dejes de visitarlo bajo ningún pretexto.
Nota: Muy cerca de la iglesia, tampoco puedes dejar de visitar el templo protestante.
Recorre después la playa y saborea la suavidad del atardecer.
Para pasar la noche, te recomiendo alojarte como un lugareño y alquilar una villa de los años 50 amueblada al más puro estilo de la época.
DÍA 2:
Mañana
Desde el paseo marítimo, visitamos la galería Botton. Detente a admirar unos instantes las suaves curvas del Auditorium.
Después, recorre el Cours de l’Europe, desde donde disfrutarás de una hermosa vista de la fachada de la iglesia de Notre Dame.
Algo más lejos, visita la Galerie Louis Simon situada en la antigua estación de autobuses. Se trata de un edificio declarado Patrimonio del siglo XX, que merece la pena visitar, tanto por su arquitectura como por sus exposiciones de arte contemporáneo. Un poco más allá, se aprecian las líneas extendidas hacia el cielo del estadio municipal.
Detente a almorzar en la Croisette, cerca de allí. Un hotel restaurante de los años 50. La comida es sencilla, pero con muy buena relación calidad/precio y un servicio muy agradable. Además, sus habitaciones están decoradas al estilo años 50. ¡Apunta la dirección para tu próximo viaje!
Tarde
Recorre las callejuelas que llevan a la playa de la Grande Conche y volvemos al Boulevard Frédéric Garnier, donde cada propuesta arquitectónica es más sorprendente que la anterior. Haz un alto en villa Hélianthe cuya fachada principal está expuesta a los rayos de sol y la costa: miradores, pasadizos y pintura de color azul. Una autentica villa costera de los años 50.
Prosigue tu descubrimiento de las casas y edificios del Boulevard. A excepción de algunas villas de los años 20 que sobrevivieron a los bombardeos de la Segunda Guerra Mundial, todos los edificios son de arquitectura modernista, en colores pastel y con grandes vanos acristalados con vistas al mar. Merece especial mención la casa del número 22 del Boulevard, con sus miradores y paredes naranjas.
Sin darte cuenta acabas de dar un salto en el tiempo.
En la esquina de la rue des Flots, donde está el Familly Golf Hôtel, toma la rue des Semis por la Avenue du Parc. En esta calle, tres preciosas casas modernistas te transportarán directamente a la película “Mi tío” de Jacques Tati.
No te pierdas las villas de los números: 12, 18, 20, 33, 42 y 52… ¡pero mientras paseas encontrarás multitud de casas con el mismo encanto! Royan es una ciudad llena de sorpresas.
Nos dirigimos al 9 de Allée Georges para visitar la “Villa Boomerang”. Esta sorprendente edificación, erigida a la sombra de grandes pinos, merece ser visitada. Diseñada de acuerdo con el modelo del bungaló, debe su apodo a su planta y su forma. Sorprende por su ligereza y sus colores tornasolados, que dan ganas de alojarse en ella.
El final del paseo te llevará hasta el hotel Trident Thyrsé, donde te recomiendo encarecidamente que pases tu última noche.
Es un majestuoso hotel familiar con acceso a la playa, donde todo es vintage, desde la fachada al mobiliario, pasando por la escalera o la vajilla. Te recomiendo una de las agradables habitaciones con terraza y vistas al mar.
Sibarita, creativa y curiosa, a Carole le gusta cocinar, los aperitivos con amigos y el buen vino. Su adicción: ¡el chocolate! Su costumbre: llevarse a casa de sus viajes especialidades locales y compartirlas con sus seres queridos.