Es un río salvaje, bastante encajonado, en algunos tramos rodeado por acantilados, que serpentea en un amplio dominio forestal. El recorrido de 25 km, de clase 1, no se somete a un mantenimiento para los descensos en piragua. Lo que conlleva un esfuerzo físico extra, al tener que mover y pasar por encima de troncos...»
La invitación lanzada por Stade Montois Canoë-Kayak no estaba exenta de encanto y la muy salvaje «ruta de senderismo y vivac en el Douze» dejó gratos recuerdos a los participantes. Ahora, se trata de una aventura suave, abierta para todos y con total seguridad, entre Roquefort, Mont-de-Marsan y más lejos Tartas.
Dirigidas por el sindicato de Midou y del Douze, las obras en estos ríos respondían, en primer lugar, a un decreto europeo de libre circulación de las anguilas y sábalos, hasta entonces bloqueadas por una presa en Mont-de-Marsan. Se le añadió la realización de una gran limpieza, el acondicionamiento de zonas de embarque y la construcción de un corredor para piraguas en la confluencia del Midou y el Douze.
Placer multiplicado por tres
Por supuesto, el conjunto debía preservar la fauna, la flora y el hábitat piscícola. De las más de 100 barreras y troncos caídos registrados, solo fueron retirados cinco, los más grandes. Los demás podían rodearse. De este modo, finalmente, la línea navegable se vio multiplicada por tres.
Tras realizar estudios y obras, este curso ha revelado la excepcional riqueza de su naturaleza, eje de especies altamente migratorias como el sábalo y la anguila. Las dulces y tranquilas aguas del Douze y el Estampon cuidan con mimo a las lampreas, lucios, truchas marrones o arco iris. La construcción del corredor para piraguas ha permitido registrar barbos, black bass, rutilos, gobios, ... una lista cuya extensión asombra a la Federación Francesa de Pesca...
El espectáculo prosigue en la orilla, del enorme roble en la entrada del club Canoë Loisir en Roquefort, a los omnipresentes helechos prehistóricos, las osmundas regalis. Los corzos, garzas, arrendajos, nutrias y visones pueden aparecer en cualquier momento. En verano, es la temporada alta de los caballitos del diablo, primos de las libélulas, que giran, vuelan y se posan imitando a las mariposas, con las alas unidas. ¡Un magnífico ballet!