1. Navegar por la corriente de Huchet
La costa de las Landas atesora decenas de kilómetros de magníficas playas y dunas. Es difícil destacar solo una sobre las demás. Pero la corriente de Huchet es un lugar único. Se encuentra en Moliets, y tiene playa, después duna y, por último, un pequeño brazo de mar, que une el lago de Léon con el océano. Un río no estabilizado con una fauna y una flora todavía preservadas (la zona además está protegida).
Nuestro consejo: aprovecha los servicios de uno de los muchos barqueros profesionales presentes en el lugar para descender o remontar la corriente.
2. Tomar una bocanada de aire puro en lo alto del faro de Contis
Las Landas no es una tierra tan llana como podemos pensar. Además de los pequeños valles de Chalosse, si lo que deseas es tomar altura, no dudes en visitar Contis. Allí se erige un faro, el único de la Costa Plata, a más de 50 metros de altura. Lo suficientemente alto para disfrutar de una panorámica sobre los pinos marítimos, otro punto de vista de las Landas
Nuestro consejo: infórmate bien sobre los días y horarios de apertura, en temporada, del 1 de abril al 30 de septiembre.
3. Visitar las bastidas de Armagnac
Las Landas son mucho más que costa. Su interior presenta numerosas riquezas. En el corazón de Gascuña, en los confines de las Landas y Gers, encontramos numerosas bastidas medievales. Una de las más conocidas, lo lleva en el nombre, es Labastide-d’Armagnac (noreste). La ciudadela del siglo XII, fundada por los ingleses, encierra muchos pequeños tesoros.
Nuestro consejo: es el municipio en el que se encuentra de Notre-Dame des cyclistes, una insólita capilla dedicada a los campeones del ciclismo.
4. Disfrutar de los platos típicos con los locales
En las Landas no faltan restaurantes con encanto. A bien seguro, su mejor representante es Michel Guérard, en Eugénie, y sus tres estrellas Michelin. Sería imposible no hacer una mención especial a la cocina landesa de todos los días, especialmente en verano: son muchos los banquetes y festines que se organizan en los pueblos con motivo de la celebración de las fiestas patronales, a menudo por menos de 10 euros.
Nuestro consejo: aprovecha para saborear los corazones de pato, normalmente a la sombra del foie gras, las mollejas y otros magrets.
5. Fotografiar la estacada de Capbreton
Es toda una estrella en Instagram. La estacada de Capbreton es el más imprescindible de los imprescindibles de las Landas para muchos turistas. Un lugar fotogénico en cualquier circunstancia: puesta de sol, con tempestad o con cielo azul y despejado. Una pasarela de madera de 189 metros sobre un dique a la entrada del puerto. El momento perfecto para disfrutar de la brisa marina. Ver los lugares más fotogénicos de las Landas.
Nuestro consejo: toma asiento en la terraza bajo el casino en el paseo marítimo. Para disfrutar de unas crepes y del color del mar en todo su esplendor.
6. Escuchar las bandas
Durante toda la temporada de fiestas (y es larga), el departamento vibra al son de las bandas de música y otras orquestas que desfilan por las calles. Los grupos, muy identificados, se preparan durante todo el año.
Nuestro consejo: quien no haya sentido nunca la emoción, o al menos un leve escalofrío, al escuchar el «Agur jaunak» en la clausura de la feria de Dax no puede comprender el espíritu de las Landas.
7. Pedalear en medio de los pinares
Desde hace varios años, abundan las iniciativas para crear pistas para bicicletas largas y continuas atravesando el departamento. La más famosa es Vélodyssée cuyo trazado sigue prácticamente el de la costa. La Scandibérique, recién creada, entra en las Landas desde Armagnac hasta la costa sur. Además de estas dos pistas, las vías verdes proliferan por todo el territorio, la mayoría protegidas de los automóviles.
Nuestro consejo: hay numerosas empresas de alquiler de bicicletas a lo largo de estos dos ejes.
8. Iniciarse en la «afición»
Un pueblo normalmente se compone de un ayuntamiento, una iglesia y un estadio. En las Landas, además casi todos los municipios tienen una plaza de toros o arène ya que la cultura de la tauromaquia está muy arraigada. Durante «la temporada», se celebran muchas novilladas y corridas. Las más prestigiosas son las de Mont-de-Marsan y Dax. También es tauromaquia la corrida landesa, sin muerte del animal. Un espectáculo que sobrecoge por los riesgos que toman los saltadores y recortadores. Las familias lo disfrutarán especialmente.
Nuestro consejo: las corridas a la cocarde (o corrida camarguesa) donde los participantes (razeteurs) deben atrapar las atributos colocados en los cuernos de las vacas y toros. Muy divertido.
9. Descubrir las herrerías landesas
Uno de los aspectos más desconocidos de las Landas es su antiguo patrimonio industrial. Durante mucho tiempo, estas tierras estuvieron ocupadas por herrerías. Aunque esta industria se apagó hace tiempo, algunos municipios llevan nombres que la recuerdan: Pontenx-les-Forges, en Born y Brocas-les-Forges, en Haute Lande. Estas unidades industriales en zonas rurales son un fenómeno poco común en la Francia del siglo XIX, un momento importante de la historia obrera.
Nuestro consejo: el museo de las herrerías de Brocas merece la pena una visita.