Acompáñame a pie, en tren, barco o bicicleta a descubrir este patrimonio único.
Día 1: la isla de ré, la isla "blanca"
La mejor forma de descubrir esta isla es en bicicleta. 110 km de carriles bici se despliegan ante ti para descubrir, a solo unos minutos de La Rochelle, Ré la blanca.
Salgo por las pequeñas sendas a descubrir las casitas bajas con sus postigos verdes, las malvarrosas y las dunas.
Aquí se cultiva el arte de vivir bien, cuyo éxito nunca ha podido ser cuestionado.
Qué hacer:
- visitar las 10 pueblos con encanto de la isla
- hacer un pícnic en los bosques de pinos
- volar una cometa en la Conche
- saborear los productos locales: patatas, Pineau, coñac, cerveza, confitura, ostras...
- pasear por las salinas con la puesta de sol
- ir de compras por el puerto de Saint Martin
- subir hasta lo alto del faro de las Ballenas
- visitar la Reserva Natural de Lilleau des Niges
En cuanto a las actividades, las hay para todos los gustos: bicicleta, por supuesto, pero también baño vigilado en el mar, vela, moto de agua, surf, kitesurf, esquí acuático, pesca y salidas al mar, equitación... Perfectas para unas vacaciones activas bajo el sol. ¡Para disfrute de las familias!
Yo me dedicaré a descansar en la playa de Pas de Boeufs... Y me tomaré un helado de La Martinière.
Día 2: la isla de oléron, la isla "luminosa"
Acompañadme a la isla francesa más grande de la costa atlántica, el lugar donde pasaba las vacaciones cuando era niño.
Más salvaje que su compañera la isla de Ré, es el reino de las vacaciones con niños.
Qué hacer:
- visitar los 15 pueblos de la isla
- hacer castillos de arena en una de las inmensas playas de arena fina
- divertirse en un parque de aventura
- visitar la Ciudadela del Castillo de Oléron
- dar un paseo a caballo por los bosques de pinos y encinas
- observar las aves en los humedales
- recorrer en bicicleta los viñedos de la isla
- subir a la cima del faro de Chassion
Mi pequeño consejo: montarse en el tren de Saint Trojan ¡toda una institución local! Se trata de la única vía ferroviaria turística de la isla de Oléron, en servicio desde 1963.
Cruza en diagonal el sur de la isla, recorriendo el bosque estatal y la bahía de Gatseau para desembocar en la playa más salvaje de Oléron: Maumusson (de 5 km y sin acceso por carretera). Es accesible todos los días desde principios de abril a finales de octubre, sin reservas, así como para personas con movilidad reducida. ¡A los niños les encanta!
Tampoco te puedes perder: Las ostras Marennes-Oléron. Ningún sibarita que se precie ignora el sabor ni la calidad indiscutibles de las ostras de Marennes Oléron. La única ostra francesa que ostenta el preciado Label Rouge, garantía de su excelencia.
Mi lugar favorito para darme un capricho: las crêpes de Clémentine en la Cotinière… ¡están deliciosas!
Día 3: la isla de aix, la isla "auténtica"
Para llegar hasta aquí tendremos que coger el barco, ¡y este es solo el principio de la desconexión!
A menos de una milla marina de tierra firme, esta isla de modestas dimensiones y aire mediterráneo está llena de magia.
Nada como una estancia, aunque sea breve, en esta pequeña joya de la sencillez para cargar las pilas de forma sostenible. La guinda del pastel es la travesía en barco para llegar a Aix, que nos permite acercarnos al famoso Fuerte Boyard.
El entorno lo componen los fragantes bosques de pinos, las preciosas bahías que albergan playas de arena fina, las fortificaciones de Vauban que velan por tu seguridad… y la sombra de Napoleón que pasó aquí un breve tiempo. En esta isla nos olvidamos de los automóviles, cuya circulación se ha reducido al mínimo indispensable, y disfrutamos de apacibles paseos a pie, en bicicleta o en calesa. Se puede dar la vuelta completa a la isla en 3 o 4 horas.
Actividad en familia: pescar cangrejos en la Baby Plage de la isla de Aix. ¡Acuérdate de volver a colocar las rocas en su lugar!
Día 4: la isla madame, la isla "preservada"
Esta última etapa nos lleva a la isla más pequeña de Charente-Maritime. Su peculiaridad es que con marea baja podemos llegar hasta ella caminando a través de un paso natural de arena y guijarros conocido como «la passe aux boeufs (el paso de los bueyes)». ¡Comprueba el horario de las mareas antes de lanzarte a la aventura!
A tu llegada, te llamarán especialmente la atención las calas y las vistas panorámicas del estuario del Charente y la península de Fouras: ¡vale la pena echar un vistazo!
Imprescindible visitar la granja acuícola en el corazón de esta isla muy "natural".