1. Una primicia en Francia
Prepárate para emprender el camino hacia Le Dorat para el mundial de esquileo. Este pequeño municipio lleno de encanto de Haute-Vienne ya había albergado el torneo 6 Nations de esquileo en 2013. Y aunque puede que Francia todavía no destaque en el arte de esquilar ovejas, contamos con muchos esquiladores competitivos dispuestos a llegar a la cima. En el programa: esquileo mecánico, esquileo con tijeras y recogida (de toneladas) de lana. Allez les Bleus!
2. El esquileo de ovejas es el nuevo rugby
Súmate a las filas de la Asociación para el Mundial de Esquileo de Ovejas (AMTM) y deja que estos pastores de nueva generación te demuestren que esquilar ovejas es un asunto muy serio. Además, las grandes naciones esquiladas son las mismas que en el rugby: Inglaterra, Irlanda del Norte y, por supuesto, Gales. También en Nueva Zelanda, donde el esquileo es el segundo deporte nacional... ¡después del rugby!
3. La ocasión perfecta para visitar la colegiata milenaria
Cuando de normal acoge menos de 2000 almas, para esta ocasión Le Dorat espera recibir 30.000 visitantes llegados de todos el mundo. Aprovecha tu visita a este lugar lleno de historia para entrar a la impresionante colegiata, obra maestra del arte románico que te sobrecogerá en el descanso de dos enfrentamientos ovinos. Al caer la noche, sube a lo alto de lo que queda de las murallas para saborear el ambiente medieval de este pequeño municipio con carácter.
4. Ven a celebrar con los productores de la región
Estos montones de lana te recordarán que Limousin es la región de la carne. Carne de cerdo, de ternera o de oveja, las especialidades regionales celebran su fiesta en el mercado de productores de la región, que se reúnen cada dos semanas en verano a los pies de la colegiata, en un ambiente festivo y distendido. Una buena manera de liberarse de las tensiones de la competición.
5. Cruza las Puertas del Infierno
Una vez finalizado el mundial, aléjate de las multitudes para cruzar les Portes d'Enfer (Puertas del infierno). No temas, no tendrás que expiar tus pecados: estas puertas, situadas a pocas leguas de Le Dorat, tienen como único vicio convertir el suave flujo del Gartempe en un torrente salvaje, que maravillará a tus ojos y tus oídos. En esta versión del infierno, puedes subirte a bordo de una piragua o un kayak y lanzarte a conquistar los rápidos. ¡A la aventura!